Una de las cosas más gratificantes de la industria del té es tener la oportunidad de conocer de cerca a las comunidades granjeras y agrícolas, pues son una parte inmensamente importante de nuestro funcionamiento como empresa y marca. Es por eso, y sobre todo al ser certificados como una Empresa B, para nosotros es esencial el estar constantemente participando en visitas, acercamientos e integraciones con estas comunidades. Hace poco tuvimos la oportunidad de emprender una nueva aventura con nuestro equipo, desde la comunidad de Muyurco hasta Turucucho, pasamos el día compartiendo con marcas como República del Cacao, Haku, El Ordeño, y más.
Empezamos en Muyurco, el gran corazón de Tippytea, que es en realidad el gran corazón de las increíbles mujeres de la comunidad. Rebeca y sus compañeras de trabajo brindaron un tour a nuestros aliados por las instalaciones en donde nacen las hierbas aromáticas.
Una pasarela de aromas se desprendía de su cosecha, todo trabajado con manos de mujeres fuertes y empoderadas de una comunidad subrepresentada en donde aún no es común verlas como la fuente de ingresos principal del hogar. Pero, ahí estaban demostrando lo bien que combinan sus técnicas tradicionales con el desarrollo sostenible aportado por Tippytea. Este “maridaje” es el que hace que nuestros sabores sean tan particulares, pues detrás de una taza de las aromáticas hay trabajo arduo de comunidades subrepresentadas, empoderamiento femenino, sincretismo cultural, y claro, hierbabuena.
Así comenzó nuestra mañana, temprano, compartiendo conocimientos, procedimientos y valor, a dos horas de la ciudad de Quito.
Llegados a nuestro siguiente destino, una serie de actividades se desarrollaron por y para las comunidades. Las mujeres de Turucucho y Muyurco escucharon hablar sobre técnicas de germinación, tuvieron una demostración y después, al final, obsequios. Lo que se destaca es que, no hay gran interés en solamente dar regalos a la comunidad, sin más; lo interesante es instruirlos y capacitarlos, para que puedan aprovechar lo dado al máximo, y más importante, cuando lo que se les dio se termine, tengan los recursos necesarios para seguir produciendo. Ese siempre ha sido uno de los objetivos principales de Tippytea: apoyar desde diferentes frentes a las comunidades que, desde la ciudad, a veces son olvidadas.
El resto del día lo compartimos entre todos, entre Muyurco, Turucucho y nosotros los aliados, como una sola comunidad. Comimos, degustamos, reímos y al partir, todos ansiamos volver a reencontrarnos pronto. Esta fue la experiencia de lo que es la verdadera esencia de Tippytea, la esencia que ponemos en cada taza de té.
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